viernes, octubre 17, 2008

Elixir para la crisis

Hay momentos en que todo va tan rápido, todo nos resulta tan inexpicable, que si no somos capaces de encontrar un punto de apoyo nos vemos arrastrados por una corriente que tiene el extraño don de enmudecernos el pensamiento.

La poesía puede ayudar

El camino
no se encuentra
caminando
la verdad
no se esconde
está latente
la evitamos
la sorteamos
la disfrazamos
hasta que cansada
se nos presenta
desnuda
sin adjetivos
pura
tan pura
que no la reconocemos
y la llamamos
puta
o error
o dolor
o contradicción
pero no paramos
de caminar
ahora más lentos
más cansados...
quizás algún día
descubriremos
que para avanzar
es necesario
parar.

lunes, octubre 13, 2008

Los directivos de la crisis

Es algo largo, pero adecuado para afilar caninos...

REPORTAJE: Primer plano

Culpables, millonarios e impunes

El mal hacer de una casta intocable de directivos está detrás de la crisis financiera

RAMÓN MUÑOZ 12/10/2008

"Cuando nace un brahmán, nace superior a la Tierra entera, es señor de todas las criaturas, y tiene que guardar el secreto del dharma. Todo lo que existe en el mundo es propiedad privada del brahmán. Por la alta excelencia de su nacimiento, él tiene derecho a todo. Esto es, es él quien goza, quien viste, quien da a otros, y es a través de su gracia que otros gozan", se dice en el Libro de Manu. Las leyes de Manu están contenidas en un antiguo manuscrito hindú que estableció el sistema de castas en la India hace más de dos mil años. El brahmán es la casta superior. Sólo unos elegidos pueden pertenecer a la misma y, como dice la cita, gozan de todos los derechos y su única labor es instruir en el conocimiento del mundo al resto de castas (salvo a los parias o intocables, que no gozan de ningún derecho).

El capitalismo moderno ha emulado este sistema de castas. Sus brahmanes son los directivos y consejeros de las grandes corporaciones. Gozan de privilegios y prebendas por doquier: sueldos estratosféricos, planes de incentivos, vacaciones, jet privados y club de campo a costa de la empresa... Y no tienen casi ninguna responsabilidad. Si las acciones suben, ellos son los que más ganan gracias a los programas de opciones sobre acciones que premian la revalorización bursátil. Si la cotización se derrumba o incluso si las firmas quiebran y los accionistas pierden todo lo invertido, ellos también ganan. En caso de despido, cuentan con cláusulas que les aseguran indemnizaciones multimillonarias, conocidas como paracaídas de oro (golden parachute), de las que no disfrutan los trabajadores, los parias de este orden económico.

El derrumbe del sistema financiero internacional ha sacado a la luz estas colosales prerrogativas de los directivos cuya gestión ha abocado a la desaparición a firmas históricas como

Lehman Brothers o Merrill Lynch. Sus arruinados accionistas y ahorradores o los trabajadores despedidos se preguntan por qué en lugar de ser reclamados por los juzgados, los ejecutivos han salido sin hacer ruido por la puerta de atrás y con las carteras llenas. Sólo las cinco mayores firmas financieras de Wall Street -Merrill Lynch, JP Morgan, Lehman Brothers, Bear Stearns y Citigroup- pagaron más de tres mil millones de dólares en los últimos cinco años a sus máximos ejecutivos, justo en el periodo en el que éstos se dedicaron a inflar las cuentas, empaquetando en fondos y otros activos opacos, préstamos incobrables que han derivado en la mayor crisis financiera de la historia.

Cuando el sistema se colapsó, las firmas siguieron siendo generosas con los causantes de la debacle. Stanley O'Neall se llevó a casa 161 millones de dólares cuando dejó Merrill Lynch; Charles Prince obtuvo 40 millones al dejar Citigroup, cifra similar a la que que obtuvo Richard S. Fuld, de Lehman.

El código marinero tampoco va con los CEO (chief excutive officer, siglas en inglés de consejero delegado). Si el barco se hunde, son los primeros en coger el salvavidas, un salvavidas de oro. La comisión de investigación de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha puesto al descubierto esta semana que la cúpula directiva de Lehman Brothers aprobó bonus por millones de dólares para los ejecutivos que salieran de la empresa mientras negociaban con las autoridades federales el rescate de la quiebra. Su consejero delegado, Richard Fuld, cuya actuación ha llevado a la desaparición del banco de inversión más veterano de Estados Unidos (fundado en 1850), ganaba 17.000 dólares a la hora.

Pese a ser reverenciados por diarios financieros como The Financial Times o The Wall Street Journal como prototipo de eficiencia y seriedad, su comportamiento caprichoso se asemeja más bien al de los divos del pop o los artistas de Hollywood. James Cayne, el máximo responsable de Bear Stearns, se marchó a un torneo de bridge mientras colapsaban dos fondos de inversión que provocaron finalmente la desaparición de la quinta entidad financiera de Estados Unidos. ¡Ni siquiera encendía el móvil!

Angelo Mozilo, responsable de la quiebra del banco hipotecario Countrywide, consideraba una inexplicable afrenta personal que el consejo de administración le pidiera explicaciones acerca de los viajes de su esposa en el jet privado de la compañía, que le pagó 360 millones de dólares en los últimos cinco años.

La cultura del jet es consustancial a los CEO. Martin Sullivan, consejero delegado de AIG hasta que la aseguradora fue rescatada de la quiebra con fondos públicos por la Administración de Bush, gastó el año pasado 322.000 dólares en viajes privados o de vacaciones en el reactor de la empresa. Su colega Stanley O'Neal, presidente de Merrill Lynch, cargó gastos de avión y coche para uso particular por 357.000 dólares en 2007. Abandonó la compañía, hoy en manos de Bank of America, tras sufrir las mayores pérdidas de su historia, en octubre del año pasado, llevándose 161 millones de dólares bajo el brazo.

La constitución de ese modelo de dirección de las grandes compañías que otorga plenos poderes y remuneraciones desmesuradas a un grupo limitado de ejecutivos, no sujetos a ningún control efectivo ni a responsabilidad por su gestión, no es reciente.

Comenzó a fraguarse en los años ochenta y noventa, pero se ha consolidado completamente en lo que llevamos de siglo. Los datos no dejan lugar a dudas sobre la desigualdad laboral en la que se mueven estos asalariados de oro: en 1976, la remuneración media de los máximos ejecutivos de las corporaciones estadounidenses era 36 veces superior al sueldo medio de un trabajador de la empresa; en 1989, era 71 veces, y en 2007, cada directivo recibió 275 veces más que la retribución que sus trabajadores, según las cifras de The Institute for Policy Studies and United for a Fair Economy. Este mismo informe revela que entre 1996 y 2006 las retribuciones de los consejeros delegados crecieron un 45%, cuando el sueldo medio del trabajador estadounidense aumentó sólo un 7%.

Lo más sangrante de ese abismo salarial entre gestores y gestionados es que los emolumentos de los directivos poco o nada tienen que ver en muchos casos con los resultados de la empresa que dirigen, a diferencia de lo que ocurre con los trabajadores que, ante la menor dificultad, sólo les queda el camino de la moderación salarial, cuando no directamente del despido.

El consejo de administración de General Motors acordó en marzo pasado elevar el sueldo del presidente de la compañía automovilística, Rick Wagoner, hasta 2,2 millones de dólares, la misma base salarial que tenía antes de 2006, cuando se le recortó el salario dentro del plan de ajuste de costes que puso en marcha la compañía. El consejo acordó también otorgarle bonus y opciones sobre acciones por más de 10 millones de dólares, pese a que la firma de Detroit presentó en 2007 las mayores pérdidas de su historia que motivaron un plan de recorte laboral que afectó a 74.000 empleados, que se irán a la calle sin bonus ni planes de opciones. A los accionistas no le van mejor las cosas. Los títulos alcanzaron esta semana el nivel de 1950.

En materia de despidos, Wagoner ha superado de lejos a su antecesor en el cargo, Roger Smith, a quien el controvertido director de cine Michael Moore le dedicó su documental Roger & me en 1989, cuando cerró la planta de GM de su localidad natal, Flint (Michigan), dejando en el paro a 30.000 trabajadores.

Moore, que a lo largo de toda la filmación intentó sin éxito hablar con Smith, tendría aún más difícil charlar con Wagoner. La casta superior del neocapitalismo, como los brahmanes indios, no tiene que dar cuentas a nadie: ni periodistas, ni jueces, ni gobiernos, ni accionistas, ni impositores, ni contribuyentes. Para tapar los agujeros que ha causado su desastrosa gestión, los Estados han anunciado planes de inyección de fondos públicos por más de un billón y medio de euros que, en último término, saldrán del bolsillo de los contribuyentes.

Pero si alguien piensa que, ante este derrumbe general de la economía, los CEO han entonado el mea culpa y optado por la austeridad, está muy equivocado. Los máximos directivos de AIG se fueron a pasar un fin de semana a Monarch Beach, un exclusivo hotel de California en el que las habitaciones valen 800 euros por noche, para celebrar que el Tesoro estadounidense les había salvado de la quiebra inyectando 85.000 millones de euros de fondos públicos. Según se puso de manifiesto esta semana en la Comisión de la Cámara de Representantes, los ejecutivos de la que fuera la mayor aseguradora estadounidense se gastaron más de 440.000 dólares, incluyendo "manicura, tratamientos faciales, pedicuras y masajes", a costa de los contribuyentes. "Es tan básico como el salario, ya que supone recompensar el trabajo", se justificó el portavoz de AIG, Nicholas Ashoo.

"Sólo cuando la marea se retira, sabes quién nadaba desnudo". Warren Buffet, el financiero estadounidense y el más rico del planeta, suele repetir esta frase para describir la ceguera de accionistas y reguladores respecto a los directivos que gobiernan las empresas a su antojo y con total opacidad, de forma que nadie pueda conocer hasta su marcha la verdadera situación de las cuentas.

El consejo de Washington Mutual, la entidad bancaria que llegó a liderar la concesión de hipotecas en Estados Unidos, modificó en febrero los planes de bonos para sus máximos directivos de forma que pudieran cobrar esos pluses sin tener en consideración el índice de impagados en el negocio hipotecario del banco cuando éste ya se había disparado hasta extremos inadmisibles. Dos meses después, la compañía era adquirida a precio de saldo por un grupo de fondos de inversión. Los directivos cobraron sus bonos al salir de la empresa, al tiempo que 3.000 empleados eran despedidos. El consejero delegado, Kerry Killinger, alegó que de 2006 a 2007 se había bajado el sueldo un 21% hasta los 14,4 millones de dólares.

Un consuelo escaso para los accionistas que habían visto esfumarse más de un 90% de su inversión y que, pese a sus pérdidas, tuvieron que abonar 20 millones de dólares al gran Killinger, causante de su ruina, cuando finalmente decidieron echarle en septiembre pasado. Jean-Paul Votron, consejero delegado de Fortis, cobró un 15% más en 2007. Se le premiaba así por la compra de ABN Amro por 72.000 millones de euros. El banco holandés resultó estar infectado por los activos basados en las hipotecas subprime y llevó a la quiebra a Fortis, que ha tenido que ser rescatado por los Estados de Bélgica, Luxemburgo y Holanda.

La comisión de investigación del Congreso también destapó que Fuld autorizó pagos de 20 millones de dólares a dos directivos de Lehman cuatro días antes de que la firma se declarara en bancarrota.

El experto Graef Cristal, que dirige una revista online dedicada a analizar las compensaciones de los ejecutivos, considera que el fenómeno de la crisis de las hipotecas subprime o basura se explica en gran parte por el sistema de remuneraciones instaurado por los bancos de inversión estadounidenses a sus ejecutivos, a quienes reparten el 50% de sus beneficios, más que ningún otro sector.

Los empleados de los mayores cinco bancos de inversión percibieron 66.000 millones de dólares en 2007, de ellos, 39.000 millones en bonus. Esta cifra arroja una retribución media de 353.089 dólares por empleado, según Bloomberg. Como su sueldo dependía directamente de lo que ganara la empresa, hincharon artificialmente las cuentas, comercializando piramidalmente fondos u otros instrumentos financieros respaldados por los ahora llamados activos tóxicos.

"En Wall Street como en Hollywood, los beneficios tienden a venir en grandes paquetes y todos quieren un trozo. Da igual que se trate de la película Caballero Oscuro (la última de Batman) o de una gran fusión, quien tiene el poder de llevar a la gente al cine o de cerrar un acuerdo puede ganar lo que quiera", dice Cristal.

Contra esta insultante impunidad se han alzado voces desde el ámbito ciudadano y sindical. Curiosamente, la reacción de los dirigentes políticos ha sido más bien tibia. El presidente George W. Bush, empujado por los congresistas del Partido Republicano que veían peligrar su escaño por el clamor popular, se vio forzado a aceptar que los directivos de las firmas rescatadas por su plan de 700.000 millones de euros renunciaran a recibir las indemnizaciones pactadas, propuesta que se incluyó en la reforma del plan tras ser rechazado por la Cámara de Representantes. Así ha sucedido en el caso de AIG, o las financieras inmobiliarias Fannie Mae y Freddie Mac, cuyos presidentes cesados no hicieron valer sus cláusulas de indemnización.

La Oficina Federal de Investigación (FBI) ha abierto una investigación en 26 empresas en busca de posibles irregularidades contables. Y en la Cámara de Representantes se ha constituido una comisión de investigación por la que están pasando los principales responsables del derrumbe.

En Europa, por el momento, sólo meras declaraciones. La canciller alemana Angela Merkel conminó a los directivos de Hypo Real Estate, rescatado de la bancarrota por un grupo de bancos y el Estado, a que respondan con su patrimonio personal. El Gobierno francés obligó a Axel Miller, consejero delegado del banco franco-belga Dexia, a renunciar a la indemnización de más de tres millones de euros que le correspondían según su contrato por dejar ese cargo. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, puso como primera condición para participar en el rescate de la entidad financiera que ninguno de los directivos recibiera indemnizaciones extraordinarias.

Fuera de declaraciones admonitorias y la moralina para electores, ningún país ha anunciado cambios en la legislación para limitar los sueldos de los directivos o definir mejor sus responsabilidades en caso de quiebra.

Todos los intentos por limitar los emolumentos de los ejecutivos han resultado en vano. A mediados de los ochenta, hubo una fiebre de fusiones. Los reguladores advirtieron que muchas de esas operaciones no respondían a ninguna estrategia empresarial sino a las indemnizaciones que recibían los directivos que cerraban los acuerdos. Por eso, impusieron en Estados Unidos un impuesto sobre todas las indemnizaciones que excedieran tres veces el salario anual de los directivos. La única consecuencia fue que los ejecutivos cerraron cláusulas para que las compañías se hicieran cargo de esa tasa. En 1992, la Securities Exchange Commission (SEC), que vigila los mercados bursátiles en Estados Unidos, obligó a las empresas a informar de los emolumentos de sus directivos. No sólo no se avergonzaron de revelar sus ganancias anuales, sino que las han multiplicado por cuatro.

Un año después se intentó poner coto a los sueldos estratosféricos, limitando las deducciones fiscales a un millón de dólares. Se hizo una excepción para las recompensas no dinerarias. Como consecuencia se dispararon las remuneraciones en opciones sobre acciones. Y ya se ha convertido en una moda entre los presidentes de las corporaciones ganar un dólar al año. Los presidentes de

Yahoo!, Apple y Google están en ese club. En 2006, ganaron sólo un dólar como salario base. ¡Y millones de dólares en opciones y bonos!

Los gobiernos piden sacrificios a ahorradores, accionistas y trabajadores para salir al rescate de bancos y aseguradoras a costa de miles de millones de las arcas públicas. Y los culpables de este saqueo no sólo no son reclamados por la justicia, sino generosamente recompensados. Es como si a los asaltantes del tren de Glasgow les estuviera esperando el jefe de Scotland Yard en la estación de Londres para colgarles una medalla. Su botín fue de 60 millones de euros (al cambio actual) y se le llamó el robo del siglo. ¿Cómo llamaremos a las hazañas de los villanos de Wall Street?

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Paulson, uno de los nuestros

El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, es, hoy por hoy, lo más parecido a un mesías. Le han encomendado salvar el sistema capitalista mediante un plan de inyección de fondos por 700.000 millones de dólares, medio billón de euros, es decir, la mitad del producto interior español. Debe limpiar unas entidades que conoce a la perfección puesto que en 2006, cuando fue fichado por George W. Bush para dirigir el Tesoro, era presidente de Goldman Sachs, el banco de inversión donde desarrolló su carrera durante 40 años.

Cuando dejó la firma, Paulson atesoraba una fortuna de alrededor de 500 millones de dólares, fundamentalmente en acciones, que vendió con fuertes plusvalías. Como secretario del Tesoro, ha tenido que adoptar medidas como el rescate de AIG o Fannie, pero no quiso intervenir en favor de sus antiguos competidores como Bear Stearns o Lehman Brothers, comprados por otras entidades bancarias.

Ahora no le va a quedar más remedio que administrar las firmas donde trabajan sus colegas. De hecho, el equipo encargado de gestionar esos fondos estará integrado sobre todo por ejecutivos de Wall Street, incluyendo los de Goldman. Y es que, Paulson, aunque quiera salvar los ahorros del norteamericano medio, no deja de ser uno de los suyos. -

domingo, mayo 18, 2008

Mercado y horcas

A las buenas esporádicas emisiones,

Hoy, de nuevo domingo… pensamiento que cruza por la mente: no nos estaremos convirtiendo en una rutina dominguera??? fin del pensamiento…. Inauguramos la unidad móvil de Radio Radiola. Como todo inicio, tiene todavía sus defectos, y es que ha nacido muda, no emite ningún sonido. Por suerte, sus funciones las realiza bien por escrito, como buena emisión de las ondas virtuales.

En fin, después de estos entrañables momentos íntimos, yo y mi unidad móvil, que bonito que gracioso, vamos al tema que nos ha reunido en este espacio indeterminado de lugar y tiempo: la ciudad mentirosa (disculpa Delgado por la apropiación de tus palabras, pero me parece perfecta esa denominación para la ciudad que nos acoge, recoge y castiga con sus cambios), Barcelona, un amor que mata, despacio, paso a paso, ladrillo a ladrillo, ruido a ruido…

En la anterior sesión de elucubraciones varias había un enlace que seguramente poca gente habrá visitado (aunque quizás tampoco han leído el marco que lo acompañaba, lo que justificaría esa dejadez pero complicaría la continuidad de estas palabras, ah, terrible dilema, escribir o no escribir). En él se hablaba sobre la “remodelación” del mercado de Sant Antoni. Rae dice: acción y efecto de remodelar. Vamos a remodelar: reformar algo, modificando alguno de sus elementos, o variando su estructura. Qué amables y gentiles nuestros gobernantes, se gastan los miles de millones que les ofrecemos en hacernos más alegre y agradable la existencia.

Porque claro, el nuevo mercado será una maravilla, que además, en palabras del Heredero de Clos, permitirá "la puesta al día de la oferta comercial del mercado". La explicación a esta frase viene más tarde: “en esta reordenación del espacio también tiene mucho que ver la construcción de tres plantas subterráneas, donde se ubicarán nuevas superficies comerciales, aparcamientos y el área de logística de almacenaje y carga y descarga”.

Ja, nuevas superficies comerciales, grandes supermercados supongo, pero como será necesario reducir el espacio interior para poder dar lugar a los encantes de ropa, muchas de las actuales paradas deberán desaparecer. Silencio administrativo sobre este tema.

Segundo tema importante, y que parece que nuestros tecnócratas no lo consideran tal, el mercado dominical de libros. Para los ejecutores del brazo armado del capitalismo se merece la siguiente frase, en el penúltimo párrafo: “actualmente se está estudiando la reubicación del mercado dominical”.

No quiero que mi imaginación vuele, porque si tenemos en cuenta los precedentes del ayuntamiento en materia de reubicación, me entran ganas de llorar (no olvidemos que cuando algo resulta problemático o molesto su destino es la reubicación, entiéndase prostitución, vagabundos, drogadictos, mercado de libros).

No sé, cada vez resulta más descarado el lucro buscado en cada una de las actuaciones municipales, aunque tampoco me extraña, después de leer una frase hoy de nuestro señor Zapatero, gran dios de las orugas nunca satisfechas: “felizmente vivimos en un Estado de derecho que garantiza cualquier situación que se pueda producir al margen de la legalidad”. Aquí en la redacción nadie tiene una carrera universitaria, pero que me corrijan si eso no quiere decir que adelante, a prevaricar, que el legislativo, o en su defecto el ejecutivo, lo taparán.

Pero volviendo a la defunción del mercado más entrañable que queda en esta maldita ciudad, todavía me queda una esperanza, quizás una extraña fe en aquello que no puede ser explicado. Cuentan muy pocas voces, que en el lugar donde está edificado el mercado, se erguía anteriormente un campo de ajusticiamiento. Situado frente a una de las puertas de salida de las segundas murallas de la ciudad, era el final del recorrido para aquellos condenados a morir ahorcados. Cuando se destruyeron los muros y se empezó la carrera por construir nuevas edificios que dotasen de significado al nuevo Eixample, nadie quería edificar en semejante solar (llamémosles supersticiosos, pero a mi tampoco me gustaría dormir sobre un cementerio), y las autoridades optaron finalmente por un uso público. Yo espero que quienes colgaron de las horcas se despierten y castiguen como se merecen a aquellos que profanan su descanso.

Adiós

domingo, abril 20, 2008

La voz de los demás

Domingo por la tarde, BBC radio england se empeña en hacerme escuchar algo parecido a música clásica pero sin demasiado entusiasmo por su parte. La cáscara del huevo empieza a agrietarse. Los pequeños golpes siguen el ritmo todavía inseguro de los dedos sobre el teclado. El huevo que quizás alguna vez fue enorme se tambalea, derecha izquierda derecha izquierda, como si siguiese un ciclo político acelerado. De repente dos tres cinco seis minúsculas porciones del cascarón se desprenden y caen alrededor. La albumínia tiene un color negro, difuminado, que gotea, mejor, que se eleva lejos de la membrana protectora, asciende durante unos segundos y cae en forma de letras sobre una hoja en blanco. Sorpresa, agitación, magia, entusiamo... las letras forman palabras, en plural, pero dos. Al principio cuesta reconocerlas, la mirada debe acostumbrarse de nuevo a esa forma de comunicación, y mientras la mente va enfocando la imagen, allí está, el ave resurgida una y otra vez de sus cenizas, la memoria rescatada del olvido, las dos palabras que se erigen deslumbrantes en el vacío de las ondas

RADIO RADIOLA

sí, todavía cojeando, todavía convalecientes por la inactividad, pero siempre al servicio del pensamiento mordaz, de las cloacas de la literatura no-existente-por-no-publicada, recogiendo las voces que se pierden por las calles pobladas de esos especímenes de turistas-no-entiendo-sonrientes y de los autóctonos-si-entiendo-pero-no-quiero. Radio Radiola, que fue la voz de las ondas virtuales, hoy es el ventrílocuo de los gritos que por las calles obligan a muchos a sonreír por misericordia, o a girar la vista por vergüenza ajena, es la voz que recita “cuando mi madre se abrío de piernas yo ví la luz, y vino mi padre, y se acabó la vida cuando gritó tú eres el hijo del demonio, el hijo del mal, y yo le respondí, no soy humano ni soy animal, porque yo soy el hijo del sistema, ja ja ja” disfrazada de emigrante poeta, loco callejero, barbudo maloliente, atracción turística controlada, las voces que se confunden con las sirenas de ambulancias, policias, bomberos, alarmas, voces que durante unos segundos captan nuestran atención, y que cuando nos damos cuenta de su forma menos abstracta, cuando olemos su dejadez, cuando se encienden dispositivos de seguridad en nuestro amaestrado cerebro, dejamos de reconocer, creamos discursos de protección “pobre loco, a ver si deja de joder, le doy una limosna o mejor no, que luego se quedará y no me lo podré sacar de encima”, giramos la cabeza para no enfrentarnos a lo que un día podríamos ser, no escuchamos porque las verdades sólo las dictan la universidad, las corbatas, las cuentas corrientes gigantes, pero nunca un “clocharde”. Y así, ciegos y sordos, continuamos tomando nuestro café, disfrutando de una ciudad bendecida por el sol, cada vez más morena, más oscura, más quemada, menos ciudad.

Por cierto, antes de despedirme, os pido que si tenéis un momento, leáis este link (http://w3.bcn.es/V12/Serveis/Noticies/V12NoticiesLlistatNoticiesCtl/0,2138,388939_389139_2_353022974,00.html?accio=detall&home=)

servirá de introducción para la siguiente emisión, barcelona deconstructing, olas de futuro demoledor disfrazadas de remodelación, o como del verbo demoler surge el sinónimo remodelar.

Hasta más leer

jueves, octubre 26, 2006

Mi párpado dictatorial

Un sábado por la tarde me di cuenta que no podía guiñar el ojo derecho. Ciertamente hacía muchos años que conocía esa característica, es más, en varias discusiones lo había achacado a la genética, pues si no había conseguido en tantos años aprenderlo era porque algo fallaba en mi cadena de ADN. Rebatía cualquier argumento en contra con una rabia ciega, tenía la imperiosa necesidad de atribuir a causas superiores esa “incapacidad” mía. Pero ese día, ese soleado sábado, una sensación me recorrió todo el cuerpo: nunca podré tener otra visión de las cosas, el resto de mi vida seré un observador convencional, la vida pasará por el tamiz de mi vista de forma uniforme, aburrida, cotidiana, siempre horriblemente real.

Teoría de la literatura condicionada al párpado o visión físico-cuántica de la existencia:

El cuento es una aventura adúltera, y la novela una relación de pareja. Con el primero disfrutas de una satisfacción corta pero intensa, mientras que con la segunda te sumerges en una espiral desconocida, capaz tanto de hacerte alcanzar el éxtasis como de hastiarte hasta el infinito. Por otro lado tenemos la poesía. Cuando pienso en un poema no puedo evitar compararlo con un espectáculo pornográfico en un peep-show, donde una persona hermafrodita fornica y procrea sin parar, excitándose todavía más cuando se siente observada tras los espejos por ojos que también gozan, pero cada uno de forma diferente.

No me considero adúltero por vocación, todavía no he mantenido una duración lo suficientemente larga para llegar al hastío, ni puedo procrear conmigo mismo. Si tan sólo pudiera cerrar éste dictatorial párpado derecho y ver la realidad escrita en un papel de fantasía e imaginación... Todos tenemos algún cuento inacabado, varias tristes novelas de parecido final y muchos poemas inclasificables pero estériles, pero a pocos les atormenta un párpado autoritario, insensible, incapaz de ceder a las súplicas y permitir al alma atormentada adentrarse en ese maravilloso mundo de lo irreal y extraer suficiente material para labrar un vida estable en lo que llaman realidad.

sábado, agosto 12, 2006

Viaje con Iberia, si quiere gozar!!!

Las vacaciones, odisea moderna.

Aeropuerto del prat, un caluroso día de finales de julio. Varios miles de personas ven frustradas sus vacaciones por el desaprensivo personal de tierra de la compañía iberia. Corren ríos de tinta en los periódicos. El matrimonio Saura- Maiol no puede empezar su merecido descanso estival. El señor Porcel pierde un contrato por no poder desplazarse. La directiva provisional del FC Barcelona ve frustrada su primera aparición en un palco. Los pobres ciudadanos de a píe son entrevistados para que todo el mundo conozca sus desgracias.

Bien, reconozco que voy a ganarme unos cuantos enemigos, pero ... que hi farem.

Un hurra por los trabajadores de Iberia. HURRA!!!!

No, no estoy loco, no más de lo que estaba antes. Pero yo he trabajado a pie de piesta. He respirado queroseno durante horas y horas. Mis tímpanos se resquebrejaban con cada turbina propulsora. Mis compañeros se caían desde tres metros de altura, o recibían el impacto de bultos de 50 quilos desde alturas semejantes. Sudábamos como cerdos dentro de las bodegas de los aviones y nos congelábamos en el exterior, al tiempo que el sudor se iba convirtiéndo en escarcha en la piel. Empezabas con un contrato de seis meses. Después, debías esperar seis meses para que te volviesen a contratar. Empezabas de cero otra vez y cuando pasaban seis meses, a la calle de nuevo durante medio año. De esta manera podías pasarte tranquilamente tres o cuatro años hasta que no te hiciesen “semifijo” (una especie de eufemismo para poder explotarte el tiempo que ellos considerasen necesario) y otros cinco años como mínimo para poder desprenderte del sufijo.

En estas condiciones, un día, de repente, llega la noticia: AENA no renueva el contrato de handling a Iberia. Silencio sepulcral de la empresa. Algún que otro comunicado de los sindicatos mayoritarios tranqulizando los ánimos: se está negociando, los trabajadores serán subrogados a las nuevas empresas (para los que no estén acostumbrados a la jerga legislativo-laboral, la subrogación consiste en cambiar de empresa con las condiciones que a la nueva le parezcan). El día de los hechos los trabajadores acuden a una asamblea, no hay respuestas claras, los ánimos se van calentando y alguien enciende la mecha. A partir de ahí se acaba la teoría.

De todas formas, lo que realmente me destroza el alma es la actitud de los medios y de la opinión pública. ¿ Cuántas huelgas de pilotos hemos sufrido? ¿Cuántos retrasos y/o cancelaciones por eventos deportivos que desbordan la capacidad de las compañías y de los aeropuertos? ¿Cuánta paciencia y vuelos perdidos por “razones de seguridad” ante un “probable ataque terrorista”? ¿Alguien ha pedido indemnizaciones a los pilotos? ¿ Y a los organizadores de los susodichos eventos? ¿ Y a los terroristas, o a las fuerzas de seguridad? No, hombre, no. Son cosas que pasan, si fuesemos cultos lo definiríamos como imponderables, y en caso de pertencer a un think-tank neocon, sencillamente se convertirían en “daños colaterales”. En cambio, si cuatro desgraciados de mono azul, sucios y malolientes, me joden las vacaciones, o un sólo día de ellas, soy capaz de obligarles a que hipotequen hasta a sus hijos para resarcirme del daño propiciado. Porque, una cosa es que todo un señor con sus galones y su gorra te dé por culo y otra muy diferente que lo haga un mísero “estibador aeropuertario”.

No, claro, no hay que mear fuera de tiesto, argumentareis que se trata de un problema de formas. Si hubiese sido una huelga legal pues somos daños colaterales y tan tranquilos, cuatro insultos, la úlcera agravada y a casa a ver la tele (al fin y al cabo, ¿no mueren cientos de inocentes por esos “imponderables” en Irak, en el Líbano, en Israel?, perder un vuelo no es nada). Lo que no se puede aceptar es que la gente empiece a tomarse la justicia por su cuenta a lo Charles Bronson.

¿ A qué tenemos miedo? ¿ A la anarquía?
No jodamos, el capitalismo es el único sistema que conozco capaz de utilizar cada crisis para consolidarse más y más. Además, la última ocasión creíble que tuvieron los anarquistas para desarrollar sus ideales revolucionarios terminó en 40 años de dictadura franquista.

No, lo que ocurre es que somos unos egoístas a sueldo del sistema. Trabajando como cerdos durante todo el año por cuatro duros para poder tomarse unos días de vacaciones que nunca son suficientes. Pero siempre buscando excusas fuera de nosotros. Hijos de puta esos de Iberia, ya no puedo ir a Cancún, tenía sólo una semana porque en la empresa están con los expedientes de regulación y si me tomo más de una semana cuando vuelva seguramente estaré en la lista de despedidos, y van esos cabrones y me la joden. No hay derecho, hacerle esto a un pobre trabajador... porque claro, yo soy trabajador, y nadie más, los demás están ahí para que me pueda desahogar lanzándoles a ellos toda la mierda.

En fin, para qué seguir. Me apetece un viajecito a las islas británicas, o a los Estados Reunidos Jeyper... pero no sé si la orina retenida en la vejiga se considera como un líquido peligroso. ¿ Deberé presentar el comprobante médico conforme me la extirpo por “razones de seguridad”? Quizás mejor no vuelo y me cago en los putos servicios secretos. Me voy a ver la tele. Ciao

domingo, febrero 12, 2006

Desde Rusia con Amor

Persistentes e incisivos como un queso podrido, nuestra fragancia envuelve las ondas!!!

Buenas oscuridades radiolololas!

Estais leyendo a Gemo, que tecleando tecleando intenta evadirse del ostracismo invernal.

Empieza a oscurecer detrás de las ventanas y ha dejado de nevar.

La ciudad se agita acosada por el oso cinematográfico, las limusinas y los flashes de las cámaras.

El invierno acecha, como bestia sedienta, dispuesta a despojarnos de cualquier fuerza, energía o motivación.

Las noticias en el mundo siempre tan reveladoras: el padre Giuseppe Moscati (nombre real supongo, no pseudónimo de sus aficiones a los vinos dulces) ha contactado con los representantes de Michael Jackson para ofrecerle participar en el proyecto de dar forma musical a más de veinte oraciones que dejó escritas J.P.II antes de su muerte. No son problema alguno los presuntos abusos a menores de los que se acusó al cantante, ya que “fue juzgado y absuelto”. Dios los cría y ellos se juntan. Es posible que también contacten con OJ Simpson, gran ejemplo de la sociedad patriarcal que durante siglos la iglesia católica ha ido perpetuando. No se ha mencionado que participen mujeres en el proyecto, quizás algún castrado.

Mis queridos y queridas lectoyentes, hoy no jugaré al consejero virtual repara entuertos. La casualidad ha hecho llegar a nuestros oídos una historia increíble (entiéndase como difícil de creer), merecedora del premio “Soy estúpido, y qué?!”, y me apetece reproducirla, sin más (la verdad, el personaje que la sufre no creo que tenga posibilidad de redención alguna, y para utopías, pues ya tengo las mías). Pobre María Zambrano, intentando dotar a la razón de poesia, para que después aparezcan estos zánganos y conviertan los sentimientos en semen vertido en una servilleta de papel.

Sin más preámbulos empieza la versión castiza de “Desde Rusia con Amor”:

Todos sabemos que vivimos en una sociedad internetizada, ahora somos capaces de acceder a casi todo a través de un ordenador y una conexión telefónica: cuentas bancarias, noticias digitales, compras virtuales, sexo cibernético y amor. Prestemos un poco de atención a este último punto. La necesidad de afecto es patológicamente humana, así como las desviaciones miles que se derivan, por no hablar de las confusiones entre afecto, posesión, necesidad, sexo, etc etc. Cuando nos cansamos de producirnos amor nosotros mismos, buscamos cómplices. Lo normal es empezar por una sola persona (trios, grupos y demás quizás se presenten en estadios superiores del “amor”), es decir, empezar a buscar a esa persona. Pero no debemos olvidar que el paso previo suele ser la ensoñación. Qué fácil vivir en un mundo de sueños, cerrar los ojos e imaginar que Heidi ha crecido, el abuelo ha muerto, y se ha convertido en una austríaca escultural dispuesta a enamorarse completamente de un pobre desgraciado como cualquiera de nosotros. Aunque mis informaciones más recientes apuntan a que el nuevo “símbolo” erótico-amoroso-utópico es más bien Nikita, que ahora está lista para amar. El mercado ruso abre sus puertas y sus piernas para que los “tovarich” occidentales puedan por fin saltar el telón de acero y hacerse con su mayor tesoro: no es el gas, no es el petróleo, son las mujeres. Claro, tanta película de James Bond, tanta competición durante la guerra fría, y tanta página pornográfica ha hecho posible que cuando alguien recibe un mail de una joven rusa explicando que se ha cansado de su país, que ha conseguido una visa de trabajo y que le gustaria conocerte un poco más, pienses que te ha tocado la líbido-lotería. En el segundo mail te envía unas fotos. Qué extraño, me había dicho que no era muy bonita y casi parece una modelo, debe ser muy modesta. Ah, no, también me explica que es profesora de fitness, y le gusta mantenerse en forma, claro, por ese luce semejante cuerpo. Gracias Stalin por escuchar mis plegarias, he sido el agraciado entre millones de internautas masculinos. Viva la perestroika y la madre que la parió. Voy a tener a una mujer sumisa durante tres meses, obligada por necesidad a complacerme en todo. La mente empieza a llenarse de una sustancia viscosa, densa, blanca, de olor penetrante y las conexiones neuronales no dejan de follar las unas con las otras, todo el cerebro se convierte en una gran orgía de sueños futurístas (de ciencia-ficción, añadiría), y no hay lugar para pensamiento cabal alguno. En el tercer mail, una vez le hemos dejada clara nuestra total disponibilidad, nos confirma que se desplazará a Moscow (ya que ella vive en un pequeño pueblo de la Rusia más rural, en la frontera con China, ni siquiera tiene internet y debe desplazarse a otro pueblo que está a 30 kilómetros para enviar sus cartas de amor virtuales desde un ciber-café) en los próximos dos días para contactar con la agencia que le proporcionará el visado y los contactos de trabajo. Desde allí tomará el avión. Qué suerte, me dice que ya le han localizado dos o tres bares y restaurantes interesados en ella. También me pide que no sea impaciente, quizás no podrá contestarme en un par de días, pero que en cuanto pueda lo hará. A partir de aquí todo son nervios, las horas se vuelven eternas esperando el día que escriba. Oh, me habré enamorado? son tres cartas suficientes? le gustaré yo? (gran dilema, ¿nos habla el corazón o la polla? aunque con tanto aborto neuronal después de las últimas bacanales la distancia entre los dos cerebros masculinos se ha vuelto microscópica y cada intento de pensar se convierte en una eyaculación precoz). Entonces abrimos por enésima vez el mail y allí está, los ángeles haciendo sonar sus trompetas, hacemos clic y... no!! ha tenido problemas con inmigración, ahora le piden 500 doláres (el rublo descansa junto a Lenin en la plaza roja, supongo) para poder tramitar la solicitud. Ella ha gastado todos sus ahorros en el vuelo y no le queda nada. Destrozada, te dice que no le queda otro remedio que volver a su pueblo y trabajar durante uno o dos años para ahorrar de nuevo.

Bueno, no voy a seguir con esta patética historia. Si el imbécil que la sufrió hubiese tenido dos dedos de frente podría haber buscado en internet el nombre y el mail de la rusa, y se habría dado cuenta que aparece en una lista negra. La página se llama Anti-scam, y recoge las direcciones de correo electrónico, las fotos y los mails que una serie de desaprensivos/as utilizan para engañar a “pobres personas honestas” (todas masculinas, que yo sepa). Al final siempre acaban pidiendo dinero. Lo increíble es que muchos han pagado!!! La página web en cuestión explica que fue creada por las propias agencias de contacto “legales” porque estaban perdiendo clientes!!! Hay que joderse.

Desde ya aviso que no se aceptarán llamadas a nuestro programa de personajes como el anterior explicando sus penas, porque lo peor de todo es que no es inventado: EXISTE. Nuestro código deontológico nos impide gastar un sólo segundo en tipos que ya están perdidos para el género humano, casos insalvables vayan al vertedero más cercano. Gracias.

En fin, aquí un servidor se despide, luchando una vez más contra el sentimiento de pertenencia a un grupo, y repitiéndome la eterna letanía: no todos los hombres son iguales.